martes, septiembre 25, 2007

Cosa ajena y Deudas alquiladas

Quedan como cuarenta horas, poco mas, poco menos, da igual para afrontar la responsabilidad que no nació de la voluntad, sino del exceso y abuso de lo que llaman la "res" ajena o cosa ajena, pero que no lo es, cuando la tienes como tienes lo que mas quieres.

Y no es que el aprecio toma cara de precio cuando no está quien deberia estar para evitarlo, sino que el abandono faculta ciertos cariños y hasta intereses que uno olvida en la primera letra y mas tarde pide la idea cuando esta se termina con un punto final, muy al estilo de los cuasi pendejos para actuar.


ANALIZANDO EL TRABALENGUA

La cosa es así, yo te dejo algo y me desaparezco, almanaques pasan y la cosa requiere de ciertos cuidados y dedicaciones que uno de buena fe lo hace, aparte de que con el tiempo no previsto estas se pueden convertir en fastidio y hasta molestía, tonto tampoco se puede ser.
Pero excepcionalmente podria pasar, ¿cómo?, cuando tal cosa aparentemente esta segura en quien no lo está (aunque uno crea lo contrario).

El truco es simple, yo no puedo hacer guardar, algo que recogeré no se cuando, porque corres el riesgo que la imprudencia te cueste caro, pues dificilmente encontrarás un depósito, amigo, etc. que cuide lo ajeno, como tu lo propio, insisto (aunque uno crea lo contrario)
En suma, la confianza no es sinónimo de aprovecharse ni aprovecharse lo mismo que hacerse el pendejo, aunque parezca.

Una vieja máxima en Roma nos recuerda que: el derecho es el arte de dar a cada uno lo que es suyo. Aunque sea cosa ajena y las deudas alquiladas.


Y como diría la inscripción en latín sobre el podio de un tribunal norteamericano, que alguien confundió con un letrero de "prohibido fumar", QUE SE HAGA JUSTICIA AUNQUE EL CIELO SE CAIGA.

miércoles, septiembre 05, 2007